El momento de descorche, suele tener una gran carga emotiva, no solo por lo emocionante que es descorchar un vino, sino por las expectativas que uno le pone al mismo.
Todo amante del vino se ha encontrado en algún momento pronunciando la frase «este vino lo guardo para …» (cada uno completará los puntos suspensivos). Como buen amante del vino, no soy ajeno a este enunciado, y en mi cava hubo, hay y habrá varias botellas que esperan un acontecimiento para ver la luz.
Con el correr de los años, soy mas consiente del paso del tiempo y del aquí y ahora. Hablando puntualmente de vinos, si bien me gusta guardar algunos porque pienso que el tiempo en botella los hará mas amables y redondos, cada vez estoy mas convencido que los vinos son para disfrutarlos y compartirlos sin tanta espera. Pero existen excepciones.
Poniéndole una carga emotiva a un vino
Cuando me metí de lleno en el mundo de los vinos, en el 2010, ya tenía dos hijas, una nacida en 2003 y otra en 2008. Como padre de hijas mujeres, uno de los grandes acontecimientos en los que pensaba era el momento en que lleguen los cumpleaños de 15. Pero, las nuevas generaciones se van despojando de las tradiciones y costumbres que traemos heredadas de nuestras culturas. No digo que esté bien o mal, simplemente, hay una apertura mental y son muchas las chicas que al llegar su decimoquinto cumpleaños, en lugar de hacer una fiesta, prefieren realizar un viaje, entre otras opciones.
Al margen del modo de festejar, que iba a ser algo incierto hasta llegado el momento, una de las cosas que pensé fue en atesorar una botella de la cosecha del año de sus nacimientos para descorcharla justamente cuando cumplan los quince. Y de eso va el post de hoy, de ponerle una carga emotiva a un vino.
Cuando me di cuenta que me iba a emocionar descorchar un vino de sus años de nacimiento, la mayor tenía ocho y la menor casi tres años. Ahí fue que guardé en la cava un Finca La Anita Malbec 2003 y un Alma Negra Misterio I 2008. La selección de las etiquetas no tienen un motivo. Fueron las que en el momento en que decidí hacerlo, tenía a mano con esas añadas, De hecho 2003 no tenía ninguna y le cambié una botella a Maxi que sí tenia.
El momento de descorchar
Durante años estuve tentado de descorcharlos, sabiendo que estaban muy buenos los vinos y que no quería que se les pase su momento de esplendor, pero por suerte puede controlarme. En muchas reuniones con amigos en casa, les ofrecía que abran la cava y saquen cualquier vino para descorchar excepto los dos guardados para los quince de mis hijas.
Si el solo hecho de seleccionar la etiqueta, buscarle lugar en la cava y atesorarlo por varios años ya tiene una gran carga emotiva, imaginate lo que te espera para el día que lo vas a descorchar. Uno solo lo puede entender. Para el entorno, quizás sea un vino mas, pero para vos se merece todo el ritual.
La primera: Finca La Anita Malbec 2003
En Abril del 2018, llegó el momento de descorchar la primera. Sin dar demasiados detalles, sobre el acontecimiento, en su momento escribí en este post lo siguiente:
Es difícil describir un vino cuando el momento de su descorche tiene una carga emocional extra. Un vino de 15 años no se descorcha todos los días por lo que sumado al momento elegido, se le pone mucha expectativa al resultado.




Sin dudas, fue un gran momento de placer, disfrutar del vino, que tanto había esperado, en una gran cena junto a mi mujer y mis hijas. Recuerdo de ese momento que el corcho se quebró pero usando la técnica de pinchar, presionar y tirar se pudo terminar de abrir sin que se desgrane en el líquido.
Sinceramente no me importaba si el vino estaba bueno o no, la situación de consumo era la óptima y eso es lo que valía la pena. Pero, para mi sorpresa, mas allá de la carga emotiva, me encontré con un vino que estaba evolucionado, que había envejecido muy bien en la botella, pero aún estaba vivo. Predominaban los aromas terciarios y la fruta ya era muy sutil. En boca, elegancia total.
La segunda: Alma Negra Misterio I 2008
Hace unos días, llegaron los quince de la menor y me encontré nuevamente frente a la cava para descorchar el vino que había guardado y nuevamente se me movió la estantería. Pasaron cinco años del anterior descorche y, parece mentira, fue como un abrir y cerrar de ojos. Cuando me quise acordar la mayor ya encaminada con sus estudios y la menor preparándose para su festejo.



En este caso, a diferencia del anterior, el vino estaba en su esplendor. Considerando los 15 años, lo descorché con sacacorchos de láminas, pero hubiese resistido tranquilamente el de dos tiempos. El corcho estaba sin filtraciones. El color del vino muy profundo, negro y brillante. La nariz fue cambiando con el paso del tiempo en copa y ofreciendo aromas desde lo complejo, muy difícil determinar descriptores nítidos, hasta llegar, luego de 30 minutos, a descubrir fruta negra, pimienta, clavo de olor, chocolate y un fondo de notas ahumadas. Wow!! En boca, taninos redondos, sin aristas y con buen peso. Una delicia, que como comenté antes, se amalgama con la situación de consumo y la experiencia se vuelve inmejorable.
Conclusión
Volviendo al hecho puntual de generarle una carga emotiva a un vino, en este caso me salió bien. Es decir, los vinos guardado resultaron muy interesantes y sobre todo ricos. Cada uno con un estilo diferente y evolucionaron de distinta manera. Pero me ha pasado de encontrarme con vinos de entre 10 y 20 años guardados que al descorcharlos fueron un fiasco.
Quizás me tilden de nostálgico, romántico, o delirante, pero estoy seguro que al leer estas líneas más de uno estará asintiendo con la cabeza mientras piensa que haría, o recuerda que hizo, lo mismo. Te invito a compartir tu experiencia en los comentarios.
Salud 🍷

Soy Lic. en Sistemas metido en el mundo del vino desde febrero de 2010. Me capacité en C.A.V.E. y junto a Maximiliano García hacemos El Vino del Mes. En el blog me encargo del diseño, edición, redacción y creación de contenidos. Llevo adelante las redes sociales de @elvinodelmes. Soy ilusionista y creador de #MagiayVino (@magiayvino). Toco la guitarra. Soy miembro fundador de Argentina Wine Bloggers.
Padre de dos hijas y habiendo ya pasado por la experiencia, más que asintiendo con la cabeza al leer tu nota, me emocioné un poco. Que lindo! Abrazo grande Esteban
Gracias Eingel!! Abrazo!!
Como siempre, genial! Abrazo grande Esteban!
Gracias José Luis!!!